jueves, 27 de octubre de 2011

La poesía de Chenel



    Dicen que cuando una persona nos deja, siempre queda su esencia, al igual que cuando nos acabamos un libro, siempre nos quedamos con ganas de mas.


Antonio Chenel "Antoñete", torero de arte natural, un libro de poesía, una poesía viva y encendida, que, a través de grandes versos, nos ha ido calando a los largo de los tiempos.
Podemos hablar de una poesía autobiográfica, llena de momentos románticos, mágicos y atrevidos, que el mismísimo Chenel, ha ido escribiendo durante su vida. Por cada faena, un verso. Como el que nos escribió un 15 de mayo de 1966 en Las Ventas con "Atrevido" el toro ensabanao de Osborne.


A medida que va pasando el tiempo, las hojas se van acabando y los libros se van terminando, pero no todos terminan de la misma forma. Chenel, ha hecho que con sus faenas, sus versos, libro que termina, libro que empieza.


Antonio Chenel "Antoñete", un libro que da gusto leer, que da gusto repetir, un libro que no se guarda en una estantería esperando a que alguien recuerde que esté allí, sino un libro que se sostiene en un atril de oro y que por cada día que pasa, la esperanza enciende, un libro que terminó un 22 de octubre del 2011 pero que todos lo tenemos guardado en ese atril de oro, en nuestro corazón.




"Todos los toreros morimos soñando que vamos a volver a torear, porque nos llevamos a la tumba la faena perfecta". Antonio Chenel "Antoñete"






Descanse en paz MAESTRO.

martes, 18 de octubre de 2011

Alba de Tormes se viste de luces

El pasado domingo 16 de octubre, Alba de Tormes se vistió de luces con motivo a la festividad de Santa Teresa. Tarde taurina con un buen cartel. Toros de la ganadería Mercedes Pérez Tabernero (1º, 4º y 6º) y Montalvo (2º, 3º y 5º) para el rejoneador Joao Moura (hijo) y los espadas salmantinos Javier Castaño y Juan del Álamo.


JOAO MOURA


Toros de Mercedes Pérez Tabernero para el joven rejoneador portugués a los que no pudo ejecutar faena. No acertó con el acero ni con el descabello. El resultado fue: silencio y palmas.









JAVIER CASTAÑO


La actuación del espada salmantino fue positiva, pero se estrelló ante un lote sin opciones de triunfo de Montalvo. Se lució en su segundo toro, quinto de la tarde, con el capote, haciendo un bonito saludo capotero por verónicas. Con la muleta destacó con una tanda de naturales y pases de pecho para rematar la faena, dejando latente su buen gusto.
Demostró poseer un gran concepto del toreo y mucha templanza y largura en los muletazos ante un toro caracterizado por su mansedumbre.
Falló en la primera y segunda estocada, acertó con la tercera pero tuvo que hacer uso del descabello.
Hizo lo que un buen torero hace, "pensar en la cara de un toro" y pudo sacar provecho.
Resultado: Silencio y saludos.









JUAN DEL ÁLAMO


Juan del Álamo, que cerró la temporada de su alternativa, fue el más destacado, sobre todo en su primer toro y tercero de la tarde. Mostró su arte con el capote con una larga cambiada de rodillas, una bonita serie de verónicas, terminando con una media y rematando con una rebolera.
Un toro difícil de la ganadería de Montalvo al que supo dominar de la mejor forma que sabe, dándose un arrimón, y a base de técnica, unos buenos muletazos. Remató con media estocada que sirvió para que el toro doblara.
Resultado: 2 orejas y saludos.





jueves, 13 de octubre de 2011

El "Ciclón de Jerez" va a azotar más fuerte que nunca

Juan José Padilla, el "Ciclón de Jerez", fumador de puros de los buenos y fumador de expectación con sus faenas. Hombre de alma fuerte, viva y valiente. Hombre que nos embiste con su pose, hombre noble, vivaz, de corazón puro, viva imagen del heroísmo y valentía. Hombre que no dejará de deleitarnos con la muleta...


Como dijo el maestro: "lo bonito de los sueños es la ilusión por alcanzarlos", por ello, no permitas que una piedra que te haga tropezar en el camino, te hunda, levántate y lucha por apartar las que te quedan.
El "Ciclón de Jerez" va a azotar más fuerte que nunca, lo sabemos.



FUERZA PADILLA.

miércoles, 12 de octubre de 2011

La Monumental también llora



                                Miles de ilusiones rotas, miles de corazones en plena efervescencia que han dejado de latir por no poder sentir esa plenitud que se siente al ver torear, miles de miradas deseosas de ver salir de los toriles al primer toro que abra la plaza, deseosas también de ver los colores del capote moverse al son de una veronica o una chicuelina, de ver esas tandas de naturales, pases de pecho o bernardinas con la muleta, de ver el arte de poner banderillas, miradas ansiosas por ver buenas faenas, miles de gradas que piden a gritos ser acompañadas por el calor de un sentimiento verdadero hacia la fiesta nacional, miles de pañuelos que ya no serán abanicados por manos llenas de esperanza e ilusión, miles de "Olés" que llaman a la puerta del corazón llenos de pasión desbocada y ansiosos por salir y hacerse escuchar,  miles de capotes que nos evaden a otro mundo mientras rozan el albero, ese olor a puro que, aunque a veces molesto, ahora se pide a gritos, esos pasodobles que acompañan al compás de la muleta, miles de trajes de luces que iluminan las miradas de los aficionados, miles de abanicos que han perdido su color y su gracia, miles de espadas que ahora solo se clavan en el corazón, miles de aplausos que ya no hacen eco por los callejones, miles de almas desorientadas sobre el albero de La Monumental, miles de miradas perdidas que antes estaban llenas de gozo y que ahora solo ven llorar...



lunes, 10 de octubre de 2011

Soy una gran apasionada de los toros, me encanta ese mundo y procuro seguirlo día a día, aunque, la verdad, en mi familia siempre se ha hablado de fútbol, fútbol y más fútbol y he crecido bajo ese prisma debido a la profesión de mi padre como futbolista y comentarista tanto de radio como de televisión.

En cuanto a la tauromaquia, se han encargado de alimentar esta afición mis abuelos maternos. Se puede decir que mi abuela es una de las mayores aficionadas taurinas, no se perdía una corrida de toros que pudiera ver por televisión, asistir en directo o incluso escuchar en la radio.

Mi abuelo Santos estuvo un poco más involucrado en este mundo, pues allá por el año 1952 formó parte de la cuadrilla del espada conquense Jesús Sánchez Jiménez como mozo de espadas. Fueron años muy bonitos para él y para todos sus compañeros, que disfrutaron con los triunfos y sinsabores en cualquier Plaza de Toros por muy pequeña o grande que fuera. Esta cuadrilla (en todos los sentidos), tenia como banderilleros al Jerte (no fijo), el Toreri, Orteguita y Simón Carreño, y como picadores a Ramón y Floro Atienza.
Para ellos, cualquier ocasión u oportunidad que le daban a su espada, constituía una renovada ilusión que hacía que cualquier Plaza de Toros fueran Las Ventas o La Monumental, porque así se lo transmitía la ilusión.

Desde pequeñita siempre he deseado llegar a Salamanca, sentarme al calor el brasero junto a mis abuelos y que me empezaran a contar esas anécdotas que tanto me calaban y me metían en el contexto en el que ellos las habían vivido. Ellos disfrutaban contándolas sin imaginar que para mí suponía el traslado a vivir una época en la que yo aún no había nacido.

Una de las anécdotas se produjo durante una capea junto a la "Finca de La Glorieta", propiedad del malogrado y gran torero Julio Robles, quizá el mejor torero que haya visto anteriormente (aunque sea en documentales pasados) manejando el capote.
Julio amaba a estos animales, como cualquier torero, y me contaba mi abuelo que era admirable verle como les daba de comer con la mano y como se acercaban los toros como cualquier animal sumiso, lo que engrandecía más a este portentoso animal.

Mi abuelo organizó esta capea junto a su familia y amigos muy allegados. Allí estaban todos: hijos, sobrinos, amigos...celebrando su cumpleaños (nunca me quiso decir que número de cumpleaños era). 
Pasaron una mañana apoteósica con los hijos en el parque jugando a el clavo, la cuerda...y rematando esta comida de órdago. La comida fue muy larga y copiosa, regada a su vez por magníficos vinos, jarras de cerveza y sus consiguientes carajillos.

La capea fue justo después, y mi abuelo, agrandado por el líquido elemento que llevaba dentro, quiso emular a Don Julio Robles en el albero. La capea duró cinco minutos, mi abuelo esperó al "bicho" a puerta gayola, el novillo no era muy grande pero es que mi abuelo pesa 40 kilos en canal, y le dio tal embiste, que lo levantó un metro y medio y calló como si hubiera sido manteado por veinte camioneros.

Resultado: coger el R-5 de mi padre e ingreso por urgencias en el Hospital Virgen de la Vega de Salamanca, con un informe médico en el que ponía la cantidad de traumatismos que llevaba en su cuerpo, y además, un tratamiento con relajantes y antiinflamatorios que le duró un mes.

A raíz de esta vivencia, mi abuelo sigue siendo "el maestro".

Este trompazo a mi abuelo, al "maestro", no ha hecho sino aumentar esta pasión, este cariño y esta afición que cimenta día a día viendo en la televisión la fiesta nacional y programas taurinos junto a mi abuela y que yo procuro aprovechar cuando estoy junto a ellos, pues sus comentarios siempre son correctos.










                                                                                                           A mis abuelos.